
Sin embargo, aunque el ayuno aporta beneficios, es muy importante hacerlo bien. Por eso hemos querido analizar con lupa todo lo que tiene que ver con esos periodos de «no ingesta».
Todo aquello que significa saltarse comidas sin ton ni son o pasar por periodos de privación de alimentos no se incluye dentro de lo que consideramos verdaderamente saludable.
Uno de los ayunos más estudiados y con más beneficios demostrados es el ayuno intermitente: alterna ciclos de ingesta con periodos –cortos y pautados– en los que no se toman alimentos.
CUÁNDO ESTÁ CONTRAINDICADO EL AYUNO INTERMITENTE
Cualquier ayuno está contraindicado en quienes tengan un peso muy bajo (IMC por debajo de 20-25), diabetes tipo 1, insuficiencia hepática o renal, o están en periodo de convalecencia; y por supuesto durante el embarazo y lactancia.
Las personas con una presión arterial baja o algún trastorno crónico deben consultarlo con un especialista, y si se tiene diabetes tipo 2, gota o ácido úrico elevado, o se sigue un tratamiento farmacológico es imprescindible hacerlo bajo supervisión médica.
CÓMO SE HACE EL AYUNO INTERMITENTE DIARIO
No se trata de un ayuno prolongado sino de interrumpir la frecuencia de las ingestas y, así, movilizar y quemar las grasas acumuladas.
El ayuno intermitente consiste en dividir las 24 horas de una jornada en dos franjas: una en la que no se come nada (pero sí se beben líquidos) y otra en la que se consume toda la comida del día.
De entrada, se suele recomendar que las franjas sean de 12 horas cada una. Es un modo de «suavizar» el ayuno, sobre todo si se hace coincidir con el periodo de descanso nocturno y con las horas diurnas de menor actividad (o al menos que nos exijan poco físicamente).
El objetivo, como en el resto de tipos de ayuno, es dar un «respiro» a nuestro cuerpo, que parece funcionar mejor tras un periodo sin comer corto y controlado. Además, también nos ayuda a desarrollar la paciencia, ya que para seguir este patrón alimentario se debe fomentar el autocontrol.
Una vez se sigue este horario sin problemas, se puede ir progresando hacia un modelo 14/10 (14 horas de ayuno y 10 en las que se puede comer) hasta alcanzar el 16/8, que resulta ser el más habitual.
Puede llegarse incluso a la modalidad 20/4 (un intervalo de alimentación de 4h y un ayuno de 20), realizando, por ejemplo, una o dos comidas pequeñas entre las 14h y las 18h.
Más que nunca, elegir demasiados alimentos ricos en azúcares, harinas refinadas y grasas poco saludables sería totalmente contraproducente.
CÓMO ES UN AYUNO DE 24 HORAS
Consiste en no comer nada durante uno o dos días no consecutivos; por ejemplo, martes y viernes.
En realidad, con esta pauta acabas comiendo a diario pero solo una vez ese día. Por ejemplo, el día que empieces comes a mediodía con normalidad, pero ya no ingieres nada más hasta la comida del día siguiente. Es decir, te saltas la cena del primer día y el desayuno del siguiente. Si se hace, es preferible comenzar con un solo día por semana.
Como en el caso anterior, se debe beber agua, infusiones sin edulcorar, café y otras bebidas sanas que no sumen calorías. También ayuda a sobrellevarlo mantenerse ocupado (leyendo, practicando alguna rutina de ejercicio suave…)