
Correr puede tener incluso un efecto protector para la rodillas si se hace bien. La clave es entrenar el cuádriceps, el músculo que actúa de escudo protector de la rodilla, y entrenar de forma progresiva.

Entre los corredores, las lesiones en las rodillas son las segundas más comunes, justo después de las lesiones en las piernas. Esta dolencia es tan habitual que correr ha adquirido mala fama en este sentido, y ha arraigado la creencia de que no es beneficioso para las articulaciones y puede provocar la artrosis.
Pero esta fama es inmerecida. Un reciente artículo publicado por el Dr. Robert H. Shmerling de la Universidad de Harvard sugiere que correr no causa artrosis ni ninguna otra enfermedad articular.
LOS CORREDORES TIENEN MENOS ARTROSIS DE RODILLA
El Dr. Robert H. Shmerling ha revisado los estudios más significativos sobre el tema y en base a ello afirma que correr no perjudica la articulación de la rodilla o la cadera.
Un estudio publicado en 2017 descubrió que los corredores recreativos tenían tasas más bajas de artrosis de cadera y rodilla (3,5 %) en comparación con los corredores competitivos (13,3 %) y los no corredores (10,2 %). El estudio deja claro que correr con moderación protege las articulaciones de la artrosis.
Otro análisis de 2022 de 24 estudios no encontró evidencia de daño significativo en el cartílago que recubre las articulaciones de la rodilla en resonancias magnéticas tomadas justo después de correr.
«Estos son solo algunos de los estudios médicos publicados sobre el tema. En general, la investigación sugiere que correr es una causa poco probable de artrosis e incluso podría ser protector», subraya el experto de Harvard.
QUÉ PASA EN TUS RODILLAS CUANDO CORRES
El fisioterapeuta Luis Torija y profesor de a Universidad Europea de Madrid es de la misma opinión que el experto de Harvard. En declaraciones a Saber Vivir señala que «correr no solo no perjudica las rodillas, sino que fortalece el hueso y previene la osteoporosis ya que el impacto que recibe al correr estimula su regeneración». Eso sí, hay que hacerlo bien porque, de lo contrario, sí puede provocar lesiones.
Esto es lo que pasa en tus rodillas cuando corres:
- Incide directamente en el cartílago de la rodilla, la delgada capa que protege la articulación. Este es un tejido que, cuando se deteriora, no se recupera como lo hace el músculo si le damos descanso.
Sin embargo, que correr afecte al cartílago no tiene por qué ser algo malo o provocar una lesión.«No hay que olvidar -nos dice Torija- que el ser humano está diseñado para correr y que el cartílago es algo que se va a ir desgastando de forma natural de la misma manera que nos van a salir arrugas. Otra cosa bien distinta es que ese desgaste se acelere o que produzca dolor, y ahí es donde una mala técnica a la hora de correr puede ser la culpable«.
CÓMO LOGRAR QUE LA ARTICULACIÓN NO SUFRA
La clave reside en trabajar la musculatura que rodea esta articulación, asegura el fisioterapeuta:
- Unos músculos fuertes hacen que durante la carrera se distribuya el peso por toda la superficie de la rodilla y se amortigüe el impacto que recibe el cartílago.
- Pero si la musculatura está débil, el cartílago apenas tiene «escudo protector» y se ve obligado a soportar más presiones y golpes.